Padres


Como Trabajar la Autoestima en Niños y Adolescentes

El comprender mejor los distintos aspectos que pueden ser relevantes en la construcción de la autoestima de vuestros hijos o alumnos, os dará algunas pistas sobre cómo trabajar la autoestima en vuestros niños y en que dominios específicos deberíais centraros en cada caso en concreto.
Os enumero una lista de ideas y consejos sobre cómo contribuir a la formación de una autoestima positiva, para que os sirva de inspiración o referencia.
Hazles sentirse felices y valorados:
1. Proporcionales oportunidades para sentirse bien y felices, rodeados de personas que les hacen sentir seguros.
2. Diles que les quieres tal y como son.
3. Demuestra interés en sus temas y actividades favoritos.
4. Preguntales por sus opiniones en distintos temas (por ejemplo, sobre una serie de televisión, la decoración de su habitación, etc.). Ello les mostrará que su opinion en importante.
5. Fomenta y apoya sus intereses
6. Dedica tiempo a cada uno de tus hijos por separado
7. No les califiques de «malos». Cuando necesites corregirles, céntrate en las acciones, no en la persona («lo que has hecho no ha estado bien»)


Hazles sentirse competentes:
8. Proporcionales oportunidades para experiementar el éxito. No hagas todo por ellos. Si necesitan ayuda, puedes dársela pero permite que ellos terminen los últimos pasos.
9. Felicítales regularmente por sus logros, esfuerzos y progreso. Recuerda que lo importante es alabar el proceso,  no el resultado.
10. Enséñales una nueva habilidad
11. Apúntales a una nueva actividad que expanda sus habilidades (y por supuesto, que sea de su interés)
12. Permíteles que te enseñen como funciona algo que desconoces (como una nueva app, o un programa de ordernador que hayan aprendido a utilizar en la escuela)
Promueve su independencia:
13. Asígnales responsabilidades como por ejemplo tareas de la casa apropiadas para su edad (o tareas apropiadas para su nivel de desarrollo)


14. Proporciónales oportunidades para realizar elecciones (en temas o actividades apropiados).


Enséñales cómo funciona la realidad, de forma que no tengan expectativas poco realistas sobre la vida:
15. Ayúdales a entender que todos tenemos momentos felices y difíciles, éxitos y fracasos.
16. Haz énfasis en cómo todos tenemos nuestras fortalezas, pero también áreas en las que no somos tan buenos.
17. Permite que vean cómo a veces también los padres nos equivocamos, y modela respuestas positivas a los errores.
18. Enséñales que los errores son fantásticas oportunidades de aprendizaje. Cuando algo no funciona cómo ellos esperan, debate qué podrían haber hecho diferente, y qué han aprendido de la experiencia.
19. Enséñales que el trabajo y la consistencia nos permiten alcanzar nuestros objetivos.


Enséñales habilidades sociales. Puede ser interesante ayudar al niño/adolescente a mejorar sus habilidades sociales como por ejemplo:
20. Asertividad. Enséñales a defender sus derechos de forma respetuosa (por ejemplo, cómo pedirle a alguien que no realice un comportamiento determinado)
21. Habilidades de solución de problemas.
22. Habilidades conversacionales
Trabaja también en el aspecto cognitivo de la autoestima:
23. Ayúdales a reformular pensamientos negativos que pueden desembocar en una baja autoestima.
Enséñales habilidades que pueden repercutir en su competencia académica:
24. Ensénale técnicas de estudio ( gestión del tiempo, hacer resumenes, extraer ideas importantes de un texto, etc)


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12 maneras de ser la madre más mala del mundo. Cuando tus hijos te dicen que eres “mala”, debes de tomarlo como un cumplido. No cedas a los caprichos de tus hijos, pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el estacionamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido.La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es acceder a todos los pedidos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá “buena onda”? No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo:
  1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable. ¿Sinceramente habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Sé una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja.
  2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días. Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo ameriten. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia.
  3. Hazles pagar por sus propias cosas. Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto.
  4. No les facilites la vida. Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso.
  5. Hazlos hacer cosas difíciles. No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de auto-confianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos.
  6. Dales un reloj y un despertador. A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo.
  7. No te preocupes por comprarles el último modelo. Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el celular más caro y más nuevo estando al pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad.
  8. Déjalos saborear las pérdidas. Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti.
  9. Toma control de la tecnología que usan. Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen videojuegos que no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Sé una influencia positiva en sus compañeros.
  10. Enséñales a que se disculpen. Si tu hija hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullying bajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad.
  11. Cuida sus modales. Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: "Se atrapan más moscas con miel que con vinagre."
  12. Hazlos que trabajen — de forma gratuita. Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos.
Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.


Tomado de:

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PARA REFLEXIONAR

Escuela: los 12 errores de los padres. 

LAVANGUARDIA.com


La mayoría de padres y madres da mucha importancia a los estudios de sus hijos y aspira a convertirlos en jóvenes brillantes. Pero no siempre tienen claro su papel en el aprendizaje escolar y a menudo adoptan conductas erróneas para la educación del hijo



En la sociedad actual se concede mucha relevancia a la formación y a las calificaciones académicas y a menudo se relacionan la implicación y actuación de los padres en los estudios de sus hijos con los resultados escolares que estos obtienen. La consecuencia es que muchos padres y madres se vuelcan en la educación de sus hijos e invierten en ella ingentes cantidades de dinero, tiempo y emociones. Sin embargo, los resultados no siempre son los esperados, como evidencian las elevadas tasas de fracaso escolar. Según los expertos en educación, la ausencia de recompensa a tanto esfuerzo a menudo tiene que ver con la desorientación de los padres sobre cuál ha de ser su papel en el aprendizaje de los hijos, que les lleva a cometer errores que lastran su educación.
En unos casos son conductas que no tienen que ver específicamente con los estudios sino con el estilo educativo de la familia, con comportamientos tan recurrentes a la hora de educar como la sobreprotección, la falta de límites, la negatividad o los malos ejemplos, a los que se hacía referencia en Los 12 errores más comunes de los padres, reportaje publicado en estas mismas páginas el pasado 23 de febrero. Pero otros fallos muy reiterados están relacionados con el desconocimiento de la respuesta más adecuada a preguntas como: ¿han de estudiar los padres con los hijos? ¿Y ayudarles con los deberes? ¿Preguntarles la lección? ¿Revisar y corregir los trabajos escolares antes de que los entreguen? ¿Premiar las notas? ¿Poner tareas extras si el maestro exige poco? ¿Buscar profesores particulares? ¿Controlar sus agendas escolares? ¿Hablar con el profesor? ¿Estimularles con actividades extraescolares?

A partir de sus experiencias profesionales, Joan Domènech, director del colegio Fructuós Gelabert de Barcelona; Benjamí Montenegro, del Equip Psicológic del Desenvolupament de l’Individu, y Ángel Peralbo, responsable del área de adolescentes del centro de psicología Álava Reyes, consideran que los desaciertos más habituales de los padres vinculados con el aprendizaje y la educación escolar de los hijos son los siguientes:

1. Ejercer de maestros Son muchos los padres que ayudan a sus hijos a hacer los deberes, que estudian con ellos y les explican la lección, que corrigen sus trabajos. Sin embargo, psicólogos, pedagogos y profesores coinciden en que es un error pretender ser padre y maestro a la vez, entre otras razones porque acostumbra a provocar situaciones conflictivas prácticamente a diario y el tiempo de estudio se convierte en una tortura para padres e hijos. Ángel Peralbo explica que, además, "si los niños se acostumbran desde pequeños a tener a alguien por encima de ellos para trabajar se vuelven dependientes y en lugar de desarrollar la necesaria proactividad en los estudios, se relajan y esperan, y acaban necesitando a alguien que les tutorice constantemente".

Benjamí Montenegro subraya que "el papel de los padres es el de auditores: han de controlar que el trabajo esté hecho, que la letra es correcta, que se respetan las reglas de presentación, que no se dejan cosas sin hacer, pero no entrar en el contenido porque las tareas escolares son para que los hagan los alumnos solos y así trabajar su autonomía". Advierten los expertos que eso no significa que si un niño pregunta a sus padres algo que no sabe o no entiende, no le ayuden facilitándole pistas o herramientas para que busque la respuesta. Y en los casos de chavales que tienen dificultades, que necesitan un refuerzo o que les vuelvan a explicar los contenidos, su consejo es recurrir a un profesor particular o a un psicopedagogo.

Joan Domènech cree que el papel de los progenitores es acompañar el aprendizaje de los hijos, pero enfatiza que hay una serie de competencias cuya enseñanza compete a la escuela y si los padres tratan de hacerlo, interfieren en el aprendizaje. "Los padres no tienen que enseñar a los hijos a multiplicar ni comprarles cuadernos para practicar multiplicaciones porque eso es cosa de la escuela; lo que compete a los padres es compartir con sus hijos situaciones cotidianas en que las operaciones matemáticas deban utilizarse, como ir a la compra, hacer cálculos aproximativos de si tienen bastante dinero para comprar algún artículo, etcétera".

2. Querer Einsteins "Un rasgo muy habitual en las familias actuales es el afán de sobreestimular a los niños, desde bebés, para que desarrollen rápidamente sus capacidades, y eso se traduce en llenar la cuna de artilugios, en un abuso de los juegos didácticos, en querer que sepan leer y escribir con cuatro años o en apuntarles a un montón de actividades extraescolares para descubrir y potenciar su talento", afirma Domènech. Y explica que ese afán de que sepan muchas cosas y cuanto antes mejor provoca una sobreestimulación que, lejos de lograr una evolución cognitiva más rápida y talentos por encima de lo normal, suele tener efectos contraproducentes en forma de problemas de atención, de falta de concentración, de hiperactividad…

Esta aspiración generalizada de hijos-genios dificulta, por otra parte, que algunos padres asuman la capacidad real de sus hijos o acepten sus limitaciones. "Abundan los casos donde el nivel de exigencia de los padres supone un listón demasiado alto para el niño en cuestión y eso puede provocar desmotivación, crecientes resistencias e incluso una baja autoestima que haga cada vez más difícil todo lo relacionado con el estudio", advierte el psicólogo Ángel Peralbo.

Benjamín Montenegro pone como ejemplo los padres que imponen actividades extraescolares intelectuales a niños con dificultades académicas. "Hay niños que en el colegio tienen problemas con las lenguas y encima les apuntan a clases extraescolares de idiomas, y otros a los que les cuestan las matemáticas y al salir del cole han de ir a clases de música y solfeo; lo único que se consigue con eso es sobresaturar al chaval, que se aclare aún menos y que se frustre porque no puede cubrir las expectativas que están puestas sobre él".

3. Focalizar todo en los estudios Los educadores aseguran que una frase muy reiterada entre los estudiantes es: "Mis padres sólo se interesan por mi rendimiento escolar; lo demás no les importa nada". La queja no siempre es objetiva, pero los psicólogos aseguran que refleja fielmente lo que ocurre en algunas familias, en especial cuando surgen dificultades o los hijos no obtienen los resultados académicos esperados. "Los estudios ocupan el mayor porcentaje de las preocupaciones familiares y, por tanto, de las conversaciones del día a día, y muchos padres hacen que los estudios monopolicen la vida de los hijos; y si bien lo académico es la actividad que más tiempo les ocupa y la mayor responsabilidad de los chavales, son también esenciales otras muchas facetas de desarrollo, como los deportes, todo tipo de actividades lúdico culturales, el ocio, los planes y las responsabilidades familiares, los amigos y las relaciones sociales, la afectividad dentro y fuera del ámbito de la familia…", comenta Peralbo.

4. Premiar las notas Un recurso habitual de los padres para animar a los hijos a estudiar es prometerles grandes regalos si aprueban o si sacan buenas notas. Sin embargo, los especialistas en educación lo consideran un error. "Si buscamos estímulos de este tipo, es que algo falla, porque el niño no debería necesitar premios externos y materiales para disfrutar con el aprendizaje; su mejor estímulo debería ser descubrir cosas nuevas, plantearse retos y desarrollar sus intereses", afirma el director de la escuela Fructuós Gelabert. Los educadores consideran que las buenas notas se han de elogiar, aplaudir e incluso celebrar, pero nunca comprar, porque se convierte al niño en esclavo del estímulo material y, si a pesar de la recompensa prometida no triunfa, su sensación de fracaso y su malestar es mayor porque además de no conseguir su meta escolar se ha quedado sin regalo.

El psicólogo Benjamí Montenegro alerta especialmente sobre los premios imposibles, como prometer a un adolescente que ha suspendido siete asignaturas una moto si finalmente aprueba todo. "Es una salvajada que genera frustración en el chico y que a menudo deja en entredicho a los padres cuando el chaval se entera de que le han ofrecido el premio después de hablar con el profesor y saber que es más que probable que repita curso", detalla. En cambio, opina que premiar las notas puede estar justificado en casos excepcionales "como el de un chaval disléxico sin adaptación curricular que consigue un bien en un examen de lengua".

En relación con las notas, Montenegro destaca otro error recurrente de los padres: valorarlas a bote pronto. "Llegan las notas y, con ellas en la mano, empezamos a hacer valoraciones, positivas o negativas, y eso no es correcto; hay que darse un día o dos de reflexión, enfriarse y hablar de ellas y tomar decisiones con tranquilidad", explica. Los educadores subrayan que, en lugar de abroncar por las notas, el papel de los padres debe ser enseñar a tolerar la frustración y el fracaso y ayudar al hijo a que tome conciencia de la causa y adopte posibles soluciones para el futuro.

5. Disfrazar la falta de esfuerzo de trastorno Otra conducta recurrente y negativa entre los progenitores es, según los expertos, buscar siempre trastornos neurológicos detrás de los fracasos escolares de sus hijos. "Hay muchos niños que son incapaces de esforzarse en hacer los deberes o en estudiar porque son vagos, y eso es inmadurez, no un trastorno mental, y a veces se intenta disfrazar esa vaguería como intolerancia a la frustración o intolerancia al estrés cuando lo que tienen es falta de autonomía", indica Montenegro. Y añade que la prueba es que esos chavales que no son capaces de esforzarse con las tareas escolares también son incapaces de ordenar su habitación, de prepararse el bocadillo de la merienda o de calentarse la comida cuando regresan del instituto.

Ángel Peralbo subraya que, en muchos casos, "el error de los padres es no darse cuenta de que detrás de la falta de esfuerzo y motivación por los estudios lo que existe es una inversión de prácticamente todo su tiempo en ocio, especialmente en ocio tecnológico, que es el que hoy impera y dificulta su dedicación a otras tareas".

Montenegro destaca que también es una equivocación de los padres poner un profesor particular a estos chavales para controlar que hagan los deberes y estudien. "Al profesor particular hay que recurrir para resolver problemas concretos, no para conseguir que tu hijo haga las tareas con él, porque entonces continuará con la actitud inmadura y dependiente de que se lo solventen otros", dice.

6. Impaciencia Ángel Peralbo considera que otra actitud frecuente y perniciosa es querer ir demasiado deprisa en lo que se refiere al aprendizaje, en vez de entender la educación como un proceso a largo plazo. La impaciencia de los padres, dicen los expertos, se traduce en tratar de que hablen lenguas extranjeras cuanto antes, en que comiencen a leer y escribir sin haber llegado al colegio, en acelerar los procesos de aprendizaje de las operaciones matemáticas sin respetar los ritmos de la escuela… "Ese afán de que sepan muchas cosas y cuanto antes es un error; en Dinamarca y en los países mejor situados en los ranking educativos los niños aprenden a leer y escribir a los siete años", apunta Joan Domènech.

Peralbo explica que esa impaciencia de los padres provoca que se desesperen ante las primeras dificultades en los estudios o los primeros malos resultados, sin tener en cuenta que las dificultades y los errores son inherentes al aprendizaje y los niños lo que necesitan es paciencia y ánimo para continuar trabajando durante toda la etapa escolar. "Los padres no deberían considerar esos malos resultados como un fracaso, porque ello reduce la autoestima de los hijos e incapacita cada vez más a unos y otros", indica.

7. No respetar la línea de la escuela Algunos padres, movidos por la impaciencia, intentan enseñar a sus hijos a leer o a calcular por sus propios métodos, o les ponen tareas de refuerzo en casa, sin tener en cuenta que quizá están interfiriendo en el ritmo o el método pedagógico que sigue la escuela. "Los padres deben plantearse a qué escuela llevan a sus hijos, asegurarse de que comparten las mismas ideas, y luego ir trabajando en paralelo, acompañando a sus hijos en el aprendizaje pero con cierto respeto al proceso que siguen en la escuela para educar en la misma dirección y no dar al niño mensajes diferentes", indica Domènech.

8. Proyectarse en los hijos Otro error bastante reiterado de los padres es pensar que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos van a servir a sus hijos. "La escuela ha cambiado mucho y los niños también, y lo que a ti te gustaba del colegio o lo que tú aprendías entonces no tiene por qué ser un modelo de éxito para tus hijos", alerta el director de la escuela Fructuós Gelabert. También Ángel Peralbo considera que en muchas familias "siguen prevaleciendo más las expectativas que tienen los padres sobre los estudios de los hijos que las preferencias o capacidades de estos" y hay muchos chavales que son orientados a estudiar lo que quieren o les gusta a sus padres.

9. Cuestionar a los profesores No apoyar a los maestros, mostrar constantemente el desacuerdo con el profesor en presencia de los hijos, es otra conducta errónea de algunos padres. "Los profesores han reducido su capacidad para imponer la necesaria disciplina de los alumnos en el aula y no ayuda precisamente que tengan a los padres enfrente o en contra en vez de al lado, pues el alumno, aprovechándose de esa situación, consigue manipular y poner en contra a unos y otros cuando el objetivo que persiguen es exactamente el mismo", comenta Peralbo. Añade que los profesores tienen una visión privilegiada de los alumnos que en ocasiones no se corresponde con su comportamiento y su actitud en casa, y que a los padres les conviene conocer. "La complicidad entre padres y profesores, el compartir información, puede ayudar a que el chaval progrese adecuadamente tanto a nivel académico como en lo que se refiere a su actitud y comportamiento", enfatiza.

10. Hacer de Sherlock Holmes Benjamí Montenegro opina que otra conducta equivocada en la que caen padres y madres es acabar convertidos en Sherlock Holmes. "Hay padres que rastrean los deberes, los trabajos, las fechas de los exámenes a través de las redes sociales o de los padres de otros niños para ver si el hijo hace o no sus tareas, y eso provoca un boquete de desconfianza y no resuelve nada", explica. Su consejo es revisar con el niño la agenda y las tareas realizadas en cada asignatura y, si no se lo apunta para evitar el seguimiento, hablar con el tutor "que es el jefe (en términos laborales) del chaval" para estas cuestiones. Los expertos desaconsejan imponer un control absoluto sobre las tareas escolares, estar examinando al hijo constantemente sobre lo que ha leído o ha estudiado, y aseguran que es mejor un acompañamiento lejano, dejándole que sea autónomo. Y si el padre o madre opta por preguntar la lección para preparar un examen, Montenegro aconseja no hacerlo oralmente, sino poner tres o cuatro preguntas por escrito "porque normalmente no hay exámenes orales y aunque el chaval se sepa la lección hablando, igual luego se expresa mal por escrito o comete muchas faltas" de ortografía.

11. Solventarles los problemas Otro comportamiento habitual y erróneo de los padres, según los educadores, es solventar los problemas de organización de sus hijos. "A las siete de la tarde el niño dice que falta tinta para imprimir el trabajo que ha de entregar al día siguiente y mandamos al abuelo que vaya corriendo a comprar un cartucho o que nos deje el suyo", ejemplifica Montenegro. Y enfatiza la importancia de dejar que los hijos afronten esos problemas solos "aunque eso suponga entregar un trabajo tarde y que le bajen la nota, porque si de mayor entrega tarde la declaración de la renta le aplicarán un recargo, por mucho que diga que el banco se retrasó en enviarle el extracto de sus cuentas; así es la vida, y han de aprender a organizarse y solucionar sus problemas desde pequeños".

Los educadores también rechazan la conducta permisiva de algunos padres que justifican los fracasos o errores de los hijos ante el maestro y la escuela alegando siempre una causa exterior o bien cuestionando la dificultad de la tarea o la idoneidad de los libros, de la materia o del propio profesor.

12. Vincular las tareas a castigos "Castigado a hacer los deberes" o "hasta que no acabes de leer no podrás ver la televisión" son frases habituales en muchas casas pero que, según los educadores, deberían erradicarse. En primer lugar, explican, porque el tiempo de realizar las tareas escolares debería ser un tiempo de tranquilidad y sosiego para trabajar, no de regañinas. En segundo lugar, porque el objetivo debe ser educar a los niños en el placer de la lectura o del estudio y no convertir esas actividades en un castigo. Y, por último, porque tampoco interesa que consideren la lectura o los deberes un peaje necesario para ver la televisión, jugar a la consola o salir con los amigos.

DIEZ PASOS A SEGUIR PARA LOGRAR EL HÁBITO DE ESTUDIO...





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16 reflexiones para hacer del aprendizaje en casa un placer...y en el cole





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Motive a sus hijos en el nuevo año escolar


Cinco sugerencias para que los niños y niñas comiencen motivados el nuevo curso:

1. Tenga una actitud positivaTrate de convertir las conversaciones de la escuela en temas de su interés.

2. Motívelo y póngale metas: Una buena comunicación con los profesores es importante para lograr las expectativas deseadas.

3. Pequeños logros valen más que futuros inalcanzablesComience por felicitar los logros y avances pequeños que su hijo(a) hace: mejoró su nota en alguna materia, tiene mayor fluidez en la lectura, se sabe las tablas de multiplicar, entre otros. El hacerlos sentirse orgullosos hará que el esfuerzo sea cada vez mayor.

4. Las rutinas ayudan: Se ha visto que hacer una agenda diaria y detallada con las tareas que el niño debe hacer trae muchos beneficios. Anoten juntos las actividades del día, tanto las horas de estudio, como las horas de ver televisión, salir a jugar, y las actividades extracurriculares. Compruebe que su hijo tenga un lugar tranquilo, con buena luz y sin distracciones para un mayor provecho.

5. Aceptar los fracasos y buscar enseñanzas valiosas:Cuando el niño traiga a la casa una mala nota, una tarea mal hecha, el regañar  no es una herramienta útil. Lo mejor es que usted se siente con su hijo e identifiquen cuál fue el error, sin enfadarse. Hay que convertir estas situaciones en situaciones positivas y de motivación.

Visto en el blog del CEIP El Goro

Decálogo para una familia comprometida con la lectura

1. Una familia comprometida con la lectura es aquella que anima a leer incluso antes de que su hijo/a sepa leer. Proporciona a niños y niñas libros bien ilustrados para que hojeen y se recreen mirando las imágenes es una buena manera de empezar a amar la lectura.
2. Es aquella que da ejemplo leyendo libros, revistas, periódicos y permite que sus hijos e hijas los sorprendan frecuentemente con uno de ellos en las manos.
3. Es aquella que cuenta cuentos a sus hijos e hijas, les recita rimas y poesías, se las lee en voz alta y llena sus oídos de musicalidad y de magia.
4. Es aquella que acompaña a sus hijos e hijas a visitar exposiciones, que asiste a funciones de títeres o teatro y a otros espectáculos culturales para ir afinando la sensibilidad y la imaginación de sus pequeños.
5. Es aquella que comparte y comenta las lecturas de sus hijos e hijas.
6. Es aquella que acompaña a sus hijos e hijas a los lugares donde están los libros (librerías y bibliotecas) para mirar y seleccionar juntos.
7. Es aquella que fomenta y cuida la biblioteca familiar o personal y destina en su casa un espacio adecuado para ello.
8. Es aquella que aprecia y lee, con sus hijos e hijas, las publicaciones que se hacen en el colegio.
9. Es aquella que comprende que la compra de un libro no es algo excepcional, aunque en las fechas señaladas, cumpleaños, reyes, día del libro, etc..., no debe faltar, sino que lo considera parte de los gastos de educación de sus hijos e hijas.
10. Es aquella que se ocupa de ver algunos programas de televisión, películas de vídeo, etc. con sus hijos e hijas y que, juntos, comentan y comparten la experiencia.

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DECÁLOGO PRÁCTICO SOBRE EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA PADRES




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 espacio para informar a padres, jóvenes y docentes sobre seguridad en internet





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Del blog "La mirada especial"





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